Jabalí
Morfología e identificación
Es el antepasado del cerdo doméstico, al que se le parece por su cuerpo rechoncho, cuello corto, patas cortas y delgadas y cola corta terminada en un mechón de pelos negros. Esta revestido de pelos duros (denominados "cerdas") característicos, de color general pardo sucio; la tonalidad varía desde el color casi negro en algunos individuos hasta la librea marcadamente cana de los ejemplares viejos.
Las crías se denominan "rayones" por tener una capa pardo-amarillenta surcada longitudinalmente por once bandas más claras (5 a cada lado y una dorsal); esta librea comienza a desaparecer hacia los tres o cuatro meses de edad.
Los machos son notablemente mayores que las hembras; además, éstas tienen el morro puntiagudo y con caninos pequeños, mientras que los machos presentan una cabeza más ancha y masiva, con caninos (denominados "colmillos", "defensas" o "navajas") proporcionalmente más grandes y curvados hacia arriba.
El tamaño del jabalí disminuye hacia el oeste y el sur del área de distribución euroasiática; así, en la Unión Soviética se han citado ejemplares de más de 300 kg y jabalíes polacos de más de 200 kg, mientras que en Francia raramente superan los 150 kg y en España no abundan los machos mayores de 120 kg. En la provincia de Burgos, la longitud media de la cabeza-cuerpo en machos y hembras es de 139 y 126 cm, respectivamente, y la cola mide 20 y 18 cm; el peso medio de veintiocho machos y veintidós hembras mayores de tres años fue de 88 y 62 kg, y el más grande de ciento noventa y siete ejemplares pesó 128 kg. No obstante, en Doñana (Huelva) el peso medio de los machos y hembras es de 54 y 44 kg. respectivamente, con máximos de 80 y 63 kg.
Rastros:
Los jabalíes suelen dejar numerosos y conspicuos rastros de su presencia. Las huellas son características: marcan dos pezuñas principales y, detrás, otras dos secundarias, que casi siempre se imprimen con claridad. Otros ungulados, sobre todo el ciervo, pueden marcar ocasionalmente las pezuñas secundarias en suelo muy blando, pero nunca con la nitidez del jabalí. La distancia entre dos huellas consecutivas del mismo pie es de 30-40 cm (50-60 cm en el ciervo).
Los excrementos son negruzcos, brillantes si están frescos, con aspecto de morcilla de 4-5 cm de diámetro formada por una aglomeración de numerosos elementos circulares y aplanados (como pequeñas castañas) que se disgregan al secarse.
Los jabalíes se rebozan en barro formando "bañas", cavidades de 1,5 x 0,7 m (a veces mucho mayores), muy características y conspicuas, donde aparecen sus huellas con profusión; junto a las bañas suele haber un árbol grande en el que se restriegan, por lo que el tronco aparece descortezado, manchado de barro y con cerdas adheridas. Los jabalíes hozan en los prados y dejan a su paso numerosos surcos que suelen constituir la señal más llamativa de su presencia. Los tejones dejan a veces marcas similares, aunque éstas suelen ser de menor extensión y profundidad.
Las "camas" son emplazamientos escarbados, de forma oval, a veces rellenos de una pila de hierbas y vegetación recogidas de los alrededores; suelen encontrarse en marañas impenetrables, con orientación de solana. Son muy parecidas a las camas de oso, de las que se pueden distinguir por la presencia de los pelos característicos.
Alimentación
El jabalí es un auténtico omnívoro, probablemente uno de los animales con un espectro alimenticio más amplio. Una lista somera de los alimentos consumidos por el jabalí en España incluye bellotas (el más frecuente con una gran diferencia), hayucos, castañas, patatas, castañuela, remolacha, trigo, cebada, maíz, manzanas, piñones, aceitunas, hierba, setas, lombrices, insectos, escorpiones, ranas, sapos, restos de peces, lagartijas, serpientes, huevos y pollos de distintas aves, pájaros adultos, gazapos, roedores, topos, carne de ciervo y gamo, etc.
En general, se puede decir que los vegetales son mucho más abundantes en su dieta que los animales y cada noche suelen concentrarse en un solo tipo de alimento, gran parte de estos alimentos son localizados en el subsuelo gracias a su desarrolladísimo olfato y obtenidos hozando con la jeta. En Doñana se han realizado dos estudios con resultados muy similares. Según estos, el bulbo de la castañuela (Scirpus maritimus) suponía el 60% del alimento a lo largo del año; destacaron en segundo lugar otros bulbos, tubérculos, raíces y una gramínea, la grama (Cynodon dactylon). Entre los animales consumidos destacó un anfibio, el gallipato (Pleurodeles waltl), pero aparecieron animales de todos los grupos zoológicos, incluidos los conejos y la carroña de ungulados. En el Pirineo suroccidental, el análisis de doscientos treinta y nueve estómagos en otoño e invierno mostró una dieta casi vegetariana basada en hayucos, bellotas de robles y encinas, majuelos, escaramujos, etc.; el alimento animal era escaso y estaba constituido por invertebrados.
Comportamiento
Hay pocos datos sobre el uso del hábitat del jabalí en España. La unidad social es el grupo matriarcal formado por una o varias hembras y su descendencia. Este grupo se llama piara, y sus componentes comparten un área de campeo común, que incluye siempre zonas de espeso matorral para encamarse durante el día, varias bañas y zonas ricas en alimento. En un estudio de marcaje y recaptura realizado en Francia, el 90% de los animales fueron muertos a menos de 5 km del lugar de marcaje, lo que muestra un acentuado sedentarismo (en este país se han medido áreas de campeo de 60 kilómetros cuadrados durante un año).
Pueden compartir la zona con otras piaras, aunque suelen evitar coincidir en la misma zona al mismo tiempo. Cuando esto ocurre, pueden ignorarse o agredirse. Los machos son solitarios y tienen áreas de campeo grandes que engloban las de varias piaras. Su vida es mucho menos sedentaria que las de los ejemplares que viven en grupo. En Francia, un macho radioseguido durante un año se desplazó por un área de 150 kilómetros cuadrados. Se conocen casos de individuos que han recorrido largas distancias. Una joven hembra marcada en Francia se desplazó 50 km en línea recta en algo más de tres semanas, pero nunca recorrió más de 7 km en cada etapa. Se sabe de un macho muerto a 250 km del lugar donde había sido marcado menos de un mes antes.
El tamaño de las áreas recorridas cada noche también varía dependiendo de la concentración del alimento y de la proximidad de las zonas de alimentación a las de encame. Tres machos de la misma edad vivieron en 45, 70 y 112 ha respectivamente, y recorrieron distancias lineales entre 2 y 15 km.
En la mayor parte de España, los jabalíes son estrictamente nocturnos. Sin embargo, en las zonas donde no son perseguidos, aunque continúan presentando tendencias claramente crepusculares y nocturnas, pueden ser observados también de día, como ocurre en el Parque Nacional de Doñana. En Francia se ha comprobado que pasan una media de catorce horas diarias encamados. En Doñana se ha estudiado el porcentaje de tiempo que dedican a cada actividad: por término medio, destinan el 59% del tiempo a la alimentación, el 27% a la locomoción, el 8% al aseo, un 4% a la vigilancia, un 2% a las interacciones sexuales y un porcentaje despreciable (0,1%) a las interacciones agresivas con otros jabalíes.
Hay diferencias entre sexos y clases de edad: las hembras consagran mucho más tiempo a la alimentación (entre el 60 y el 67%) que los machos jóvenes (50%) y que los adultos (29%); sin embargo, éstos dedican más tiempo a los desplazamientos. Estas diferencias se explican por el sistema de reproducción: debido a que el macho sólo se asocia a la hembra durante el coito y no participa en la cría, su éxito reproductivo depende de su capacidad de acceder y fertilizar a las hembras, y, en consecuencia, del tiempo que dedique a la locomoción, al marcaje y a la vigilancia. Por el contrario, el éxito reproductivo de las hembras aumenta con su capacidad de alimentación. Los jóvenes son los que destinan más tiempo a los juegos agresivos, lo que indica el inicio de la jerarquía.
La unidad social es el grupo matriarcal o piara, formado por una o varias hembras y su descendencia, a veces fruto de partos sucesivos. Los machos adultos tienen tendencia a ser solitarios, aunque en ocasiones van acompañados por subadultos, que en literatura cinegética se denominan "escuderos". La composición de las piaras cambia a lo largo del año como consecuencia del celo, los partos y la caza.
Durante el celo, los machos jóvenes (entre 8 y 9 meses) son expulsados de la piara matriarcal por los machos adultos; formarán asociaciones inestables y erráticas, hasta que comiencen su vida definitivamente solitaria. Durante el parto, las hembras se aíslan y no volverán a reconstruir la piara hasta dos o tres semanas más tarde. La caza, por fin, introduce en las piaras modificaciones imprevisibles. En un estudio realizado en Doñana, basado en más de setecientas observaciones de jabalíes, el 39% de éstas correspondieron a adultos solitarios, el 32% a grupos matriarcales, el 13% a subadultos -solos o en grupo-, el 9% a asociaciones de adultos con subadultos y el 7% a asociaciones de adultos (casi siempre, un macho con una hembra). Las grandes piaras están formadas por la reunión de varias hembras con sus rayones. La media de rayones que seguía a una sola hembra era de casi cinco. La piara más grande estaba formada por dieciséis individuos.
El jabalí se encuentra en densidades muy superiores a las de otros ungulados de tamaño similar, como el corzo o el ciervo. En las zonas favorables de la provincia de Burgos, la densidad media es de 4 jabalíes por kilómetro cuadrado; en la Reserva Nacional de Caza de Riaño (León), de 2,84 por kilómetro cuadrado. En la provincia de Burgos se ha estimado que la mortalidad en los primeros meses de vida es del 17%. Para los individuos mayores de seis meses, la esperanza de vida es de sólo veintisiete meses. En los dos primeros años la mortalidad es del 81%; no obstante, los individuos mayores de esta edad tienen una supervivencia mucho mayor. En el Parque Natural Monfragüe (Cáceres), en una población objeto de caza, la edad media de los machos y hembras cazados fue de 21,9 y 24,9 meses, respectivamente; el 71% de los machos y el 64% de las hembras eran menores de dos años. El macho y la hembra más viejos tenían 7,2 y 8,5 años, respectivamente.
La longevidad de la especie en libertad es de nueve a diez años, aunque pueden alcanzar los doce o trece años. Estos datos son muy similares a los de otras poblaciones europeas sometidas a una severa presión cinegética, que es, con diferencia, la primera causa de mortalidad. En Burgos se encontraron dos machos de tres y cinco años, gravemente enfermos a causa de infecciones en heridas producidas durante el celo. Otro macho de 2 años presentaba grandes destrozos en la zona inguinal y la nalga, causados presumiblemente por un lobo, que debe ser el único predador natural de los individuos adultos.
Los parámetros poblacionales del jabalí corresponden a una estrategia r, con altas tasas de reproducción (que le permiten soportar una severa presión cinegética) y con gran capacidad de colonización. Cuando a finales de los sesenta se produjo la expansión de los jabalíes en lo que entonces era Castilla la Vieja, la velocidad de colonización de nuevas áreas se estimó en unos 24 km por año.
Reproducción
En un estudio realizado en Burgos, el celo tiene lugar entre octubre y enero, con una incidencia máxima en noviembre, y puede estar precedido de violentas luchas entre machos, cada uno de los cuales cubre a las hembras de una o varias piaras.
La gestación dura unos cuatro meses; los partos tienen lugar entre enero y abril (la mayoría -60%- en marzo), y, si las condiciones son favorables, puede producirse un segundo parto en otoño. Este hecho raramente se ha constatado en Burgos, pero en Doñana, entre el 10 y 20% de las piaras observadas en noviembre y diciembre van acompañadas por rayones. El tamaño de la camada está relacionado con el peso de la madre, factor este último que, a su vez, depende de la edad de la hembra y de la disponibilidad de alimentos en ese año concreto. En Francia, las hembras de 30-40 kg producen una media de 2,5 fetos; las de 40-50 kg, de 4,25 fetos, y las de 50-60 kg, 5,4-5,6 fetos. En lo años con gran abundancia de alimento hay un feto más de media que en los normales. Dado que el peso de los jabalíes disminuye con la latitud, el tamaño medio de camada sigue la misma tendencia; de esta forma, en Austria se ha encontrado un número medio de 5,8 fetos por hembra, en Francia de 4,8, en los Pirineos españoles de 3,3, en Burgos de 4,3 y en Monfragüe (Cáceres) de 4,2. La proporción de hembras que quedan preñadas depende también del peso y, en consecuencia, de su edad: así, en Burgos, quedan preñadas el 33% de las hembras menores de un año, el 83% entre uno y dos años, y el 91% de las mayores de dos años, cifras que se corresponden con las de otros estudios europeos, en los que dichos porcentajes aumentan también en años con alta disponibilidad de alimento.
La jabalina produce leche sólo en las mamas utilizadas por las crías, y cada rayón mamará siempre del mismo pezón. Las mamas anteriores producen más leche, de modo que los rayones que se apropien de ellas crecerán más rápido y serán menos vulnerables a los predadores o a la escasez de alimento.
Fuente de las fotos: Francisco Camello Rodriguez y Wikipedia
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=41775
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo