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Corzo

Morfología e identificación

Es el menor de los cérvidos españoles, esbelto, con patas largas y finas, de andar gracioso, con pelaje leonado en verano y pardo grisáceo en invierno. Hocico negro que contrasta con el blanco de los labios y la barbilla. Aparentemente carece de cola y presenta un escudo anal casi blanco, muy conspicuo cuando está asustado. Los machos tienen una pequeña cuerna de tres puntas, que está completamente desarrollada en mayo y cae a principios del invierno. La cría -llamada corcino- tiene un pelaje rojizo tachonado de manchas blancas dispuestas en tres filas a lo largo del dorso; el diseño del hocico (como en los adultos) y su menor tamaño lo distinguen de las crías de ciervos y gamos. La longitud total de los adultos es de 1-1,2 m, y la altura a la cruz, de 65-73 cm. El peso medio en Inglaterra es de 24 kg los machos y 22,3 las hembras, en la Cordillera Cantábrica, de 26 y 23 kg, y en Cádiz, de 21 y 18 kg, respectivamente.

Las hembras carecen de cuerna y son algo menos pesadas que los machos de la misma zona, pero en esta especie el dimorfismo sexual es mucho menos acusado que en el ciervo y el gamo. El escudo anal de las hembras es especialmente llamativo en invierno; de color blanco puro, tiene forma de corazón invertido y un mechón de pelo blanco en la base de la vulva. En los machos, el escudo anal tiene forma de riñón, es de color crema y carece de mata de pelo. Cuando están asustados, los ejemplares se alejan con brincos peculiares que resaltan el escudo anal; además, suelen emitir su sonido característico, un ladrido muy bronco y sonoro, que puede oírse a varios kilómetros de distancia.

Rastros:

Las huellas marcan las dos pezuñas, son pequeñas (4,5 cm de largo y 3 cm de ancho), estrechas y alargadas, y pueden confundirse con las de la oveja. En suelo muy blando se pueden marcar las pezuñas secundarias.

Los excrementos son alargados (14 mm de largo por 6 de diámetro), cilíndricos, negros y brillantes.

Los machos, sobre todo en verano, frotan los cuernos en los árboles jóvenes, que aparecen deshilachados o desgastados a 30-70 cm. del suelo.

Alimentación

El corzo es un herbívoro de amplio espectro, principalmente ramoneador y consumidor de herbáceas; sin embargo, es muy selectivo y sólo come las plantas más nutritivas en cada momento. Un adulto necesita comer de 400 a 500 g de forraje seco o bien 3 o 4 kg de materia verde cada día. En un estudio realizado en diversos puntos de España con ciento once contenidos estomacales se encontraron ciento noventa y una especies vegetales, entre las que figuran hojas de las zarzas, de robles, quejigos, encinas y alcornoques, arándanos, gayubas y un larguísimo etcétera.

Comportamiento

El macho es territorial entre abril y agosto, desde 2-3 semanas antes de desprenderse del terciopelo hasta después del celo; en dicho período, no permite la entrada de otros machos en su área de campeo. El tamaño de los territorios es variable: en estudios realizados en Gran Bretaña, oscila entre 7 y 22 ha; en Dinamarca era de 30 ha y en el bosque de Chizé (Francia), de 40 ha. Los corzos radiomarcados en un estudio en las sierras de Cádiz y Málaga tenían áreas de campeo medias de 144 ha, y el área nuclear (donde se concentra el 50% de las localizaciones) midió 25 ha. Sin embargo, en dicho período otros machos no presentan comportamiento territorial, y sus áreas de campeo suelen ser el doble de las de los territoriales.

Cuando hay altas densidades, pueden coexistir machos territoriales con otros que no lo son, pero hay una jerarquía que parece basada en la edad. La falta de territorialidad en invierno puede responder a un intento de ahorrar energía en una época en la que la territorialidad es menos necesaria y en la que la mayor escasez de alimentos obliga a los ejemplares a deambular por áreas mayores que no pueden defender. Las hembras aparentemente no son territoriales; sus áreas de campeo –iguales o algo menores que las de los machos- se solapan con las de otras hembras con las que tienen relaciones de parentesco y con las de varios machos.

Pueden estar activos en cualquier momento del día. Corzos radiomarcados en el bosque de Chizé (Francia) tuvieron entre seis y doce períodos diarios de alimentación, que duraron un total de siete u ocho horas y que eran más prolongados al amanecer y al atardecer. El corzo suele alimentarse en el bosque durante el día y al anochecer sale a zonas abiertas, donde a veces permanece durante toda la noche. En Chizé salen más a las zonas abiertas por la tarde que por la mañana; lo hacen sobre todo en marzo-abril y en septiembre-octubre. Los períodos de alimentación fueron seguidos de fases de rumia. Dedican al sueño entre tres y cuatro horas diarias repartidas en tres períodos principales: dos durante la noche y uno durante el día. Globalmente, la duración diaria de las fases de inactividad (que incluyen rumia, descanso y sueño) es de unas doce horas, igual que la de los períodos de actividad.

La unidad social está formada por la hembra y las dos crías al año. Éstas acompañan a la madre durante diez meses, hasta febrero o marzo, dos meses antes del siguiente parto. A los grupos familiares se une a veces el macho, con lo que se observan grupos de cuatro animales, sobre todo en terrenos despejados. En invierno, en los lugares de Europa donde los corzos viven en llanuras con escasa cobertura vegetal, se pueden unir dos o más unidades familiares, de manera que se forman grupos de ocho a doce individuos, hecho que raramente se observa en España. Como ocurre en otros ungulados, cuanto más despejado es el terreno, mayor es el tamaño de los grupos. Durante el período de celo, los corzos se suelen ver en parejas.

Reproducción

El celo tiene lugar desde mediados de julio hasta finales de agosto, y en esta época los machos son muy agresivos en la defensa de su territorio. Los machos pueden cubrir a todas las hembras que estén en su territorio, aunque en algunos casos parecen ser monógamos y mantienen relaciones estables con una hembra durante todo el año. En cualquier caso, el sistema reproductor del corzo es muy distinto al de ciervos y gamos, en los que un macho monopoliza un gran número de hembras.

Existe una asociación entre el hábitat, la vida social y la reproducción. Los corzos viven en el bosque, donde el mejor sistema de evitar a los predadores es distribuirse de forma más o menos homogénea, viviendo solos o en pequeños grupos; esto implica que los machos sólo pueden cubrir a una o unas pocas hembras, muestran una competencia intrasexual moderada y no necesitan desarrollar en exceso los caracteres sexuales secundarios que definen a los ungulados marcadamente poligínicos. Los corzos son los únicos artiodáctilos que tienen implantación diferida. Tras la fertilización, el blastocito no se implanta hasta finales de diciembre o principios de enero, cuando empieza el desarrollo normal del embrión. Los partos tienen lugar entre mediados de mayo y mediados de junio. En la reserva francesa de Trois-Fontaines, sobre 434 observaciones, las hembras parieron dos crías en el 70% de los casos, una en el 27% y tres en el 3%, aunque esto depende de la cantidad de alimento disponible por hembra y de la edad de la madre.

Los corcinos permanecerán escondidos entre el matorral (si son gemelos, estarán separados 20 m entre sí) hasta las seis y ocho semanas, cuando empiezan a acompañar a su madre. La lactancia dura hasta el invierno, aunque los corcinos empiezan a comer vegetales sobre los dos meses. La cohesión del grupo matriarcal empieza a disminuir en febrero o marzo, y la unión se disuelve en mayo, cuando se produce el siguiente parto. Las jóvenes hembras permanecen en áreas contiguas a las de sus madres o bien se dispersan, en tanto que los machos se dispersan casi siempre. En un estudio realizado en Dinamarca, el 38% de los machos de un año y el 57% de los de los dos años se dispersaron. Las hembras suelen ser fértiles a los catorce meses, pero en condiciones excepcionales pueden quedar preñadas a los dos o tres meses, aunque no paren hasta que no han cumplido un año.

Fuente de las fotos: Wikipedia
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=42395
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo

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