Ratón de campo
Morfología e identificación
Roedor de tamaño medio que pesa entre 25 y 40 gramos. Tiene el dorso de color pardo-amarillento, más bien claro, algunos matices rojizos, y el vientre blanco grisáceo. Presenta una mancha amarillenta en la garganta, generalmente pequeña y redondeada, aunque a veces es mayor y alargada longitudinalmente, pero que no suele contactar con el color amarillento del dorso. En algunas ocasiones esta mancha está ausente. Las orejas, desnudas, son grandes y sobresalen muy conspicuamente del pelaje. Los ojos, redondos, grandes y negros, son muy prominentes. La longitud cabeza-cuerpo oscila entre 76 y 112 mm. La cola, tan larga como la cabeza más el cuerpo, está prácticamente desprovista de pelo. Los pies posteriores son, proporcionalmente al resto del cuerpo, muy grandes -miden entre 20 y 24 mm en los ejemplares adultos-, lo que indica la capacidad para el salto de los ratones de campo.
El tamaño del pie diferencia claramente a los ratones del género Apodemus de los del género de Mus; estos últimos nunca tienen un pie mayor de 16 mm, mientras que la longitud del pie de los primeros nunca es menor, incluso en los ejemplares más jóvenes. En el norte de España, donde vive en simpatría con el ratón leonado (A. flavicollis), ambas especies son muy difíciles de distinguir. La caja craneana del ratón de campo presenta un contorno casi ovoide. Los nasales son largos y estrechos, y forman un hocico puntiagudo. El perfil del cráneo aumenta progresivamente en altura desde el extremo anterior de los frontales, y en la parte posterior presenta una forma más convexa. Las bullas auditivas son pequeñas.
Los molares son de tipo tubercular. El primer molar de la maxila (M1) es tan grande como el M2 y el M3 unidos. El grado de desgaste del esmalte de los tubérculos es un criterio usado con frecuencia en la determinación de la edad. La fórmula dentaria es 1.0.0.3/1.0.0.3.
En Europa, el tamaño corporal del ratón de campo aumenta desde el norte hacia el sur, al contrario de lo indicado por la regla de Bergmann. Esta variación en tamaño es especialmente acusada cuando el área de distribución de la especie coincide con la de su congénere A. flavicollis, que, a diferencia de A. sylvaticus, aumenta de talla hacia el norte. El fenómeno parece ser el resultado de la competencia entre ambas especies (A. sylvaticus es subordinado de A. flavicollis) y muestra que, al menos en este caso, los factores de tipo ecológico son más fuertes que los de tipo climático. Se han descrito al menos cuatro subespecies en España y Portugal, dos de las cuales ocupan la Península y tres la Baleares. A. sylvaticus callipides ocupa el norte de la Península. A.s. dichrurus, más claro y de tamaño algo menor que el anterior, ocupa el sur y las islas de Mallorca y Menorca. Por último, las subespecies A.s.eivissensis, en Ibiza, y A.s.frumentariae, en Formentera, son de gran tamaño y coloración más pálida que las subespecies peninsulares.
Alimentación
Es un consumidor con un amplio espectro alimentario. Puede considerarse una especie omnívora y oportunista, que consume en cada momento el alimento más accesible o abundante. Sin embargo, en general, las bayas, los frutos y las semillas (castañas, bellotas, piñones, hayucos, moras, etc.) constituyen la base de su dieta. Cuando la disponibilidad es elevada, también consume insectos, sobre todo artrópodos y sus larvas. Al consumir esencialmente frutos y semillas, puede tener un impacto importante en la regeneración de los bosques, como sucede en el centro de España, donde se ha mostrado su efecto negativo en la regeneración de encinares y robledales, especialmente si éstos son de pequeño tamaño. El ratón de campo almacena el alimento que consume y es frecuente encontrar estas acumulaciones subterráneas de comida.
Comportamiento
El ratón de campo excava galerías poco profundas, donde construye el nido, aunque pueden ser extensas si el sustrato es blando. Con frecuencia usa las acumulaciones de hojarasca en la base de los árboles, los huecos entre musgo y piedras, o el follaje denso no alejado del suelo para construir allí sus nidos y galerías. Los itinerarios seguidos en los desplazamientos no son fijos, como ocurre en Microtus, lo que los hace presa más difícil para sus enemigos. En la Reseva Biológica de Doñana (Huelva), la magnitud de sus desplazamientos depende del biotopo y de la densidad de población. En ambientes con abundante cobertura y alta diversidad florística, como son los brezales, la densidad de población es alta, y la magnitud de los desplazamientos, escasa (media diaria de 17 m). Por el contrario, en ambientes de matorral mediterráneo ralo y de poca diversidad, donde la densidad es baja, los desplazamientos son mayores (media diaria de 34 m).
Se mueven en superficies relativamente pequeñas, de aproximadamente 1000 metros cuadrados, aunque el tamaño del área de campeo varía según la jerarquía social, el tipo de hábitat, la época del año o el sexo. Por ejemplo, se han encontrado áreas de campeo de 0,2 a 0,3 ha en bosques caducifolios, y de cerca de 3 ha en dunas. Los individuos subordinados tienen áreas de campeo menores que las de los dominantes, y las hembras, menores que las de los machos. Durante la época no reproductora, el tamaño de las áreas de campeo es considerablemente más reducido.
Son animales muy ágiles y bien dotados para el salto, de actividad casi estrictamente nocturna. En invierno muestran dos picos de actividad durante la noche, con un período de reposo entre ambos, pero en el verano la actividad es prácticamente continua. Durante las noches de luna llena, el nivel de actividad y los desplazamientos son más reducidos, lo que se ha interpretado como un mecanismo de defensa antipredadora.
La fluctuación anual de sus poblaciones es muy similar en todos los lugares donde se ha estudiado, independientemente de la latitud. El ciclo muestra una disminución de la densidad en primavera, unos valores bajos y estables durante el verano y una fase de crecimiento en otoño. Tradicionalmente se había considerado que la disminución anual de la densidad estaba provocada por la conducta agresiva de los machos adultos hacia los jóvenes, que limitaba la supervivencia primaveral de los mismos y el reclutamiento estival. En la actualidad, tiende a considerarse que son las variaciones en el éxito reproductivo de las hembras la causa principal de las oscilaciones anuales de la abundancia. En concreto, la actividad reproductora de las hembras se encuentra controlada por la densidad de hembras adultas; cuando ésta es elevada (a finales de primavera), la productividad disminuye y, en consecuencia, también lo hace la densidad de población. En otoño se produciría el fenómeno opuesto. En ambientes mediterráneos, el descenso poblacional estival también parece condicionado por la existencia de movimientos dispersivos desde los territorios de invierno a otros de verano más favorables para la supervivencia.
Densidades cercanas a los 20 individuos/hectárea son comunes en diversos lugares durante el invierno, mientras que esta proporción desciende a sólo 2-5 indiviuos/ha durante el verano. No obstante, en años distintos se pueden encontrar valores muy diferentes. La longevidad en la naturaleza no suele superar los dos años, aunque excepcionalmente pueden llegar a los cuatro; la vida media desde el destete se ha estimado en seis meses. Los ratones de campo son presa común de gran número de predadores, sobre todo de carnívoros de pequeño y mediano tamaño. Es, por ejemplo, parte importante en la dieta de las ginetas. Las rapaces nocturnas, aunque también los consumen, encuentran su captura más difícil por vivir en la espesura. Además, la variación en los itinerarios, la agilidad y la capacidad para el salto de los ratones de campo los hacen menos vulnerables a los predadores que otras especies de roedores, sobre todo que los microtinos.
Reproducción
La información sobre su organización social en la época reproductora es contradictoria. Así, en algunos estudios hablan de establecimiento de parejas macho-hembra, mientras que otros indican la existencia de poliginia en el sistema de apareamiento. Por el contrario, existe acuerdo general en atribuir a Apodemus una organización social laxa durante la época no reproductora, cuando construyen nidos que ocupan tres o cuatro individuos adultos de ambos sexos. La estacionalidad del período reproductivo varía con la latitud. En la mayor parte de Europa y en las zonas frías del norte de España, la reproducción ocurre durante las estaciones cálidas. Por ejemplo, en la provincia de León y en los Pirineos, los primeros individuos con actividad sexual aparecen en marzo-abril, y los últimos en septiembre. En cambio, en el sur y en las cálidas zonas mediterráneas -como Doñana o en Montseny-, existe actividad reproductora casi durante todo el año, aunque con un descenso muy acusado en los meses de junio y julio.
La gestación dura de veinticinco a veintiséis días, y durante el período reproductivo anual, una hembra puede producir hasta tres camadas. El tamaño medio de las mismas fue, en estudios realizados en León, de 5,3 embriones/hembra; en los Pirineos, de 4,8 (rango de 3 a 7); en el Montseny de 4,6 (rango de 2 a 11), y en Doñana, de 4,5 (rango de 3 a 6). Los jóvenes nacen desnudos y ciegos, pero se desarrollan rápidamente. A los veintiún días son destetados y alcanzan la madurez sexual al cabo de pocas semanas. El crecimiento de los jóvenes nacidos en otoño es más lento que el de los nacidos en primavera.
Fuente de las fotos: Wikipedia
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=1904
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo