En la familia de los bóvidos se incluyen los ungulados de aspecto vacuno, los carneros o muflones, las cabras, las gacelas, los antílopes, etc. Todas las variedades de vacas, cabras y ovejas domésticas pertenecen a esta familia, que es la más amplia, diversa y extendida de todos los ungulados. Su carácter más distintivo es la presencia de cuernos permanentes -al contrario que en los cérvidos, que los pierden cada año-. Los cuernos están formados por un núcleo óseo revestido de un estuche córneo, carecen siempre de ramificaciones y pueden estar presentes en los dos sexos o sólo en los machos. Tras la muerte del animal, el cuerno puede separarse del núcleo óseo.
Los bóvidos se encuentran sobre todo -aunque no de forma exclusiva- en el Viejo Mundo y alcanzan su máxima diversidad en África. En España hay cuatro especies: el rebeco, la cabra montés ibérica -exclusiva de nuestro país-, el muflón y el arruí; las dos últimas han sido introducidas hace escasas décadas con fines cinegéticos.