Rata de agua
Morfología e identificación
Grande, pesa de 160 a 250 g (a veces, alcanza incluso los 300 g). La cabeza es grande y también chata, aunque no tanto como la de su congénere A. terrestris, y el hocico es algo más puntiagudo que el de ésta. Las orejas, pequeñas y redondeadas, sobresalen ligeramente del pelaje. La cola, también proporcionalmente más larga, tiene sección redonda, está cubierta de pelo y mide unos dos tercios de la longitud cabeza-cuerpo. El pelaje es espeso, adecuado a la vida semiacuática de esta especie; el color varía de pardo a negro, con tonalidades ligeramente rojizas en el dorso. El vientre es gris sucio.
La longitud de la cabeza más el cuerpo oscila entre 160 y 220 mm; la de la cola, entre 104 y 150 mm; el pie posterior mide siempre más de 30 mm, y la longitud de la oreja oscila entre 14 y 21 mm.
Los incisivos son más cortos que los de la rata topera y no forman protuberancias en la región posterior de la mandíbula. Los molares son de raíz abierta y crecimiento continuo, muy semejantes a los de A. terrestris. Las raíces de M1 y M2, en los individuos viejos, producen abultamientos en la superficie inferior de la mandíbula.
El cráneo es macizo, con aspecto anguloso y con un perfil dorsal más bien convexo. Las crestas temporales estan bien desarrolladas y se fusionan en una cresta de tamaño medio. Presenta también una cresta posterior transversal muy nítida que recorre la sutura de contacto entre los parietales y el occipital. La región occipital ligeramente oblicua. Los arcos cigomáticos son muy sobresalientes; los nasales, tan largos como el rostro, son muy estrechos en la región distal y se ensanchan bruscamente en la parte media. El rostro presenta un aspecto truncado, casi cuadrado. Las bullas timpánicas son pequeñas.
Rastros:
Es relativamente abundante en los ambientes propicios, donde se puede detectar por sus característicos excrementos (oscuros, cilíndricos, de extremos redondeados y unos 10 mm de longitud), que dejan en montoncitos en los pasillos entre la vegetación.Son típicas las huellas en el barro o en las piedras cercanas a la orilla o que sobresalen ligeramente sus cincos tubérculos plantares. También se puede notar su presencia por los trozos de tallos y juncos - todos de una longitud similar- que deja en sus comederos, lugares fijos de alimentación.
Asimismo se pueden observar, entre los céspedes cercanos al agua, los sistemas de pasillos superficiales por los que se desplazan y que unen los lugares de reposo y cría con los de alimentación. Puede dejar roeduras en la base de los troncos de algunos árboles, que quedan descortezados hasta unos 15 cm de la base, donde es posible detectar la huella de sus incisivos. Las virutas de corteza se encuentran diseminadas alrededor del tronco.
Alimentación
La alimentación de la rata de agua se ha estudiado en el delta del Ebro (Tarragona). Se trata de animales herbívoros, con un espectro alimentario muy reducido y poco variado. El alimento más consumido es la tifa, con porcentajes cercanos al 50%. Le siguen en importancia las cañas y los cañizos, que representan el 22 y el 18%, respectativamente, del total de alimentos consumidos, y los juncos, que constituyen el 6,8%. Otras especies vegetales como salicornia, lirio, euforbia, etc., sólo ocasionalmente forman parte de la alimentación.
Aunque en el delta del Ebro no se han encontrado restos animales en la dieta, en otras localidades estas ratas consumen de forma ocasional huevos y larvas de peces y anfibios, e incluso algunos ejemplares adultos de pequeño tamaño; también se alimentan de ciertos insectos acuáticos y de las larvas de los mismos.
Pueden comer estando sumergidas, pero lo habitual es que usen lugares superficiales fijos de alimentación -los comederos-, donde suelen dejar trozos de las especies vegetales consumidas. Son excelentes nadadoras y buceadoras, y utilizan las cuatro extremidades en ambos casos.
Comportamiento
Las ratas de agua son activas de día y de noche. Las horas de luz suelen pasarlas fuera de las galerías, ya sea buscando alimento, o bien nadanto o descansando en nidos de reposo -diferentes a los de crías- que construyen con hojas y ramitas entre la vegetación cercana al agua. La máxima actividad se produce desde media mañana hasta las primeras horas de la tarde. No son especialmente activas durante los crepúsculos. En Francia, sólo el 22% de los individuos se encuentran activos desde las cuatro hasta las nueve de la mañana, el 58,5% desde las nueve de la mañana a las cuatro de la tarde, y el 34,5% desde las cuatro de la tarde a las nueve de la noche.
Las relaciones sociales de las ratas de agua son desconocidas, aunque se sabe que son animales solitarios, sin fuertes vínculos familiares aparentes.
En España no existen datos de densidad de población, pero en Francia se han encontrado cinco individuos en 100 m de orilla. En cualquier caso, su abundancia parece controlada por las condiciones del medio. No es raro que presenten máximos final de verano, cuando un gran porcentaje de jóvenes se ha incorporado a la población, y mínimos a comienzos de primavera, al inicio de período reproductor.
La composición de la población, estudiada en el delta del Ebro (Tarragona), muestra oscilaciones anuales. Los jóvenes nacidos en los primeros partos primaverales se incorporan a la población en mayo y suponen el 15% de los efectivos; el resto son animales adultos. A partir de este momento, la presencia de jóvenes es constante durante todo el año. Se ha constatado la presencia de ejemplares muy jóvenes en el mes de enero, lo que indica una cierta reproducción invernal.
En el conjunto de la población hay la misma proporción de machos que de hembras. No obstante, las hembras jóvenes y los machos adultos aparecen en proporciones ligeramente superiores a las demás clases de edad, lo que pone de manifiesto la mayor movilidad de estos individuos y, en consecuencia, las mayores probabilidades de captura.
Los principales predadores de la rata de agua son los carnívoros semiacuáticos, como la nutria, los visones y también el turón. Además, se han citado garduñas y zorros. La rata parda (R. norvegicus) presenta fuertes relaciones de competencia con la rata de agua, a la que normalmente desplaza en muchas orillas y riberas, que progresivamente van saliendo colonizadas por ratas pardas.
Reproducción
El ciclo reproductivo se extiende desde febrero a octubre. Los primeros machos con actividad reproductiva se encuentran en febrero, y desde entonces y hasta octubre, todos los ejemplares muestran testículos y vesículas seminales desarrollados. A partir de octubre, la actividad reproductora desciende, quizás a causa de la falta de receptividad de las hembras puesto que los machos siguen conservando espermatozoides durante todo el año. Y aunque la fecundación por parte de machos con espermatogénesis activa pero con testículos y vesícula seminal de reducido tamaño es posible, la fertilidad se encuentra mucho más reducida. Los factores ambientales parecen jugar un papel fundamental en la regulación del ciclo reproductivo, como demuestra la existencia de cierta actividad desde noviembre a febrero cuando las condiciones son favorables. Del mismo modo, la regulación del tamaño testicular parece estar condicionada por el fotoperíodo.
La hembra gestante, en solitario, es la encargada de construir el nido, normalmente en una cámara subterránea, aunque en ocasiones lo fabrica entre los túneles que atraviesan la vegetación ribereña. La gestación dura cuarenta y dos días, al cabo de los cuales nacen los jóvenes, que no abandonarán el nido hasta los quince días de vida. El tamaño medio de camada es de 3,31 embriones/hembra y oscila entre 3 y 5. El número medio de embriones es algo superior (3,6), lo que indica la existencia de procesos de reabsorción, probablemente provocados por condiciones desfavorables. Las hembras más viejas tienen camadas más reducidas. Cada hembra suele producir de dos a cuatro camadas por año.
Fuente de las fotos: Wikipedia
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=2150
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo