Gamo
Morfología e identificación
El gamo tiene un tamaño intermedio entre el ciervo y el corzo. Los machos poseen una cuerna característica en forma de pala, que renuevan todos los años. La caída de la cuerna -o desmogue- tiene lugar a finales de marzo o principios de abril, y el crecimiento comienza inmediatamente y se completa entre junio y julio; a finales de agosto la cuerna está totalmente limpia. En verano, el pelaje es pardo-rojizo con conspicuas manchas blancas en la espalda y los flancos; el vientre es blanco. En invierno, la tonalidad es más grisácea, y las manchas, menos patentes. En los machos, la funda del pene esta adornada por un largo mechón de pelo. Cuarenta y siete machos y quince hembras de Doñana pesaron 58 y 45 kg de media, con máximos de 78 y 66 kg, respectivamente.
El característico diseño del escudo anal permite distinguir a las hembras de gamo de las de otros cérvidos: es blanco, está enmarcado por dos líneas negras y atravesado por la cola -negra en el centro y blanca en los bordes-, relativamente larga y muy móvil. El contraste de colores hace este escudo muy conspicuo y le confiere gran importancia para la comunicación intraespecífica.
Rastros:
Las huellas marcan las dos pezuñas y miden 7-8 cm de largo por 4-5 cm de ancho en los machos, y 5-5,5 por 3-3,5 cm en las hembras: son muy difíciles de distinguir de las de otros ungulados de tamaño similar.
Los excrementos son parecidos a los de otros cérvidos: negros, brillantes, casi cilíndricos, depositados en montoncitos, de 16 x 11 mm en los machos y 15 x 8 mm en las hembras.
En Doñana se han identificado varios tipos de sonido: el ladrido de alarma de la hembra; el ronquido de celo del macho; los balidos de las crías y de las hembras para mantenerse en contacto, y los gañidos emitidos por las hembras en presencia de los machos en celo.
Alimentación
Fisiológicamente, el gamo es considerado como un herbívoro de amplio espectro, con hábitos pastadores más acusados que el ciervo; el corzo, por su parte, es la más ramoneadora de las tres especies. La necesidad de consumir hierba verde -que es más abundante en medios abiertos- es la causa de su notorio gregarismo, su característica organización social y su elaborado sistema de comunicación, mecanismos para eludir la predación en medios sin cobertura.
En Doñana, su principal alimento es la grama (Cynodon dactylon), pero consume otras muchas especies, como jaguarzo, zarzas, juncos, etc. La bellota, cuando la hay, es consumida en otoño. Como dato anecdótico, tras el paso de la romería del Rocío por el Parque Nacional, se ha comprobado que los gamos comen cáscaras de naranja, cuerdas, colillas, calcetines y otros desperdicios. En los Quintos de Mora (montes de Toledo), los gamos mostraron también hábitos más pastadores que los ciervos, a pesar de lo cual la fracción más abundante de alimento consumido (44%) correspondió a los árboles y arbustos, sobre todo hojas de encina y espículas de pino. Durante el invierno y el verano se incrementó el consumo de pasto, y durante el otoño, los machos tuvieron una dieta especialmente energética y nutritiva, quizá para contrarrestar el desgaste provocado por el celo. En general, los machos consumieron una mayor proporción de especies leñosas, y las hembras y crías más alimento herbáceo.
Comportamiento
Durante el día, los gamos tienden a permanecer tumbados rumiando en lugares con cobertura, para salir a pastar a zonas más abiertas al atardecer. En Doñana, donde no son molestados por el hombre, son más diurnos, y comen, rumian y se tumban a pleno día en las praderas totalmente desarboladas.
Como los ciervos, los gamos forman grupos de tres tipos: los de machos, los de hembras y los mixtos. Esta composiciónsufree una variación cíclica anual. En invierno y primavera son muy abundantes las dos primeras asociaciones. Ya en verano, el número de grupos unisexuales va disminuyendo debido a la tendencia de los machos a integrarse en los grupos de hembras. En otoño, en época de celo, resulta rarísimo hallar rebaños de animales del mismo sexo. Las unidades sexuales de hembras están formadas por la madre y las crías de los años anteriores. A veces, varios grupos de este tipo se unen temporalmente y dan lugar a grandes rebaños, cuyo tamaño depende en gran medida de la distribución de los recursos. Así, en Doñana, los rebaños más numerosos en verano, cuando la escasez de agua y pastos obliga a los animales a concentrarse; desde el otoño a la primavera, los rebaños se hacen menores, ya que el aumento de lluvias y la abundancia de pastos permite a los grandes grupos disgregarse en unidades más pequeñas.
Como en otros ungulados, los grupos más grandes se encuentran en áreas más abiertas, tal vez como estrategia antidepredadora; los componentes de los grandes grupos se dispersan por la mañana y se concentran por la noche, quizá para detectar mejor a los linces, los únicos predadores de gamos en Doñana. La comunicación en los grupos está muy elaborada y se basa en mensajes transmitidos por el conspicuo escudo anal, que destaca más gracias a formas de trotar o saltar muy llamativas. Las relaciones entre los miembros de los rebaños están jerarquizadas, y la huida es normalmente ordenada. Como ocurre con otro ungulados. Los grupos de machos están menos estructurados y son más flexibles que los de hembras.
La mayoría de las poblaciones de gamos están tuteladas por el hombre, bien con fines cinegéticos o de conservación, y sus densidades dependen, por tanto, de las características del manejo. En Doñana -con una población de unos 1.200 gamos-, hay 2,4 gamos por kilómetro cuadrado (considerando la extensión total del Parque Nacional), pero se alcanzan densidades locales de hasta 1,7 ejemplares/ha, en la finca cinegética de los Quintos de Mora (Toledo) hay 3 gamos por kilómetro cuadrado, y en la provincia de Burgos, 0,06 ejemplares por kilómetro cuadrado. En parques donde se favorecen altas densidades, éstas pueden llegar a 10 ejemplares/ha.
El lobo es el predador más importante del gamo, pero ambas especies sólo coinciden en algunos puntos de Galicia, Castilla y León, Extremadura y Sierra Morena. En Doñana, el lince mata ejemplares jóvenes y, en menor grado, hembras; a los jóvenes los caza sobre todo en otoño (con cuatro o cinco meses), cuando estan desatendidos por sus madres, que están en celo, y la abundancia de conejos es mínima. La predación por el lince representa el 50% de la mortalidad juvenil en la especie pero, considerando las condiciones de superpoblación, esta mortalidad es compensatoria: muchas de las presas del lince estaban delgadas, enfermas o huérfanas, y probablemente destinadas a morir de cualquier forma. En Doñana -donde no se caza y prácticamente no se realizan operaciones de control-, la población parece estar limitada por la falta de alimentos y de hábitats apropiados, aunque la predación por el lince pueda adelantar la muerte de los individuos excedentes.
La estructura de la población depende también del tipo de manejo. En poblaciones muy densas y en ausencia de predadores, se puede producir una explotación excesiva de la vegetación. En tal situación, muchas hembras no llegan a alcanzar el peso crítico para ovular, y la productividad es, por tanto, muy escasa; asimismo, la mortalidad aumenta entre las crías y entre los más viejos. En libertad, las hembras pueden alcanzar dieciséis años, pero los machos raramente sobrepasan los ocho o diez años. En cautividad, pueden superar los veinte años.
Reproducción
El celo, conocido como "ronca", tiene lugar en Doñana en los veinte primeros días de octubre, recién terminado el de los ciervos. En las dos semanas que dura es frecuente oír los ronquidos característicos de los machos adultos; la función de estos sonidos es comparable a la de los bramidos del ciervo en berrea. A los machos se les abulta el cuello, se les hinchan los párpados y adquieren tonos más oscuros. Como los ciervos, compiten con otros machos por la posesión de un harén, en el que copularán con todas las hembras receptivas.
Sólo los machos con cuerna más ancha y cuello más grueso -normalmente, los mayores de siete años- son capaces de regentar un harén. La copula es rapidísima, y el macho realiza un sólo empuje hacia adelante. La hembra es fértil a los dos años y cuatro meses, y un año antes con buenas condiciones de alimento. Tras doscientos veintinueve días de gestación, la hembra, que se ha separado del grupo, pare un pequeño -excepcionalmente, dos- a finales de mayo o principios de junio. En Doñana siempre paren en los extensos juncales del borde de la marisma, y los recién nacidos pesan entre 4,6 y 6,1 kg si son machos, y entre 4,4 y 5,6 si son hembras. La cría permanece una semana escondida entre los juncos, con la madre a menos de quince metros, y ambas se reintegran al grupo a mediados de junio. En Doñana se ha comprobado cómo una hembra con una cría recién nacida adoptaba a otra de la misma edad que había sido repudiada por su madre tras ser marcada por los investigadores; los hermanastros fueron observados vivos seis meses más tarde.
Fuente de las fotos: Wikipedia
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=42188
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo