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Ratón moruno

Morfología e identificación

Roedor pequeño, muy semejante al ratón casero aunque algo menor (su peso oscila entre 8,5 y 17,5 g). Como éste, tiene el hocico redondeado y los ojos y las orejas pequeños. Se diferencia de M. domesticus por la coloración de la región ventral, que es mucho más clara y con una línea de demarcación más definida en M. spretus, pero sobre todo por la longitud de la cola. En el ratón moruno es corta, bicolor y nunca supera la longitud de la cabeza más el cuerpo, lo que siempre sucede en el ratón casero. Es también bastante parecido a los ejemplares jóvenes de ratón de campo, y se diferencia de ellos en que tiene las orejas y los ojos mucho menores y, sobre todo, en la longitud del pie posterior, que nunca es mayor de 18 mm en el género Mus y siempre lo es en Apodemus, tanto en los adultos como en los jóvenes que ya campean.

Las medidas corporales externas son: cabeza-cuerpo, 69-91 mm; cola, 52-73 mm; pie posterior, 15,5-18 mm, y oreja, 12,5-15,0. Pesan entre 8,5 y 17,5 g. El cráneo es muy similar al de M. domesticus aunque algo más redondeado, pero no presentan foramen en la placa cigomática, los incisivos muestran una menor inclinación y la muestran entre las superficies anterior y posterior de los mismos es inexistente o muy poco evidente.

El primer molar de la mandíbula (M1), presenta cuatro tubérculos bien desarrollados.

En conjunto, M. spretus es ligeramente más pequeño que M. domesticus en todas las dimensiones corporales y craneanas, excepto en las medidas dentarias, en las que el ratón moruno aventaja claramente al doméstico.

Alimentación

Se conoce muy poco sobre su alimentación, aunque presenta una dieta variada que incluye cualquier alimento disponible, por lo que puede considerarse omnívoro. Los pequeños insectos deben de formar parte de la dieta, pues los ratones morunos se capturan con facilidad en trampas cebadas con insectos; en cautividad, consumen con avidez lombrices, ortópteros y larvas de coleópteros.

En análisis de los contenidos estomacales ha revelado que la materia vegetal verde también es muy consumida. Se supone que en las plantaciones de caña de azúcar del sur de España, la alimentación es eminentemente insectívora durante la primavera, pero el resto del año, cuando las cañas presentan un alto contenido en azúcares, éstas probablemente constituyan la proporción más elevada de la dieta. Las semillas de gramíneas deben de tener también cierta importancia.

Comportamiento

El comportamiento espacial del ratón moruno se ha estudiado sobre todo en las plantaciones de caña de azúcar del sureste de España. Los recorridos diarios individuales son muy variables (entre 23 y 107 m), aunque no existe diferencia en la magnitud de los desplazamientos de machos (55 m de media) y hembras (46 m). Los jóvenes, por el contrario, realizan desplazamientos mucho menores que los adultos (28 m de media y 46 m como máximo). Esta diferencia en la movilidad explica la mayor tasa de depredación sufrida por los adultos.

La estructura de la vegetación condiciona de forma importante las características de los desplazamientos. En ambientes sin estrato herbáceo los desplazamientos son muy rectos y siguen, en general, el resguardo de las hileras de cañas. Cuando existe estrato herbáceo, los recorridos del ratón moruno son mucho más sinuosos y se desplazan siempre bajo el pasto. Se han observado también movimientos verticales de hasta un metro de altura, siempre que haya suficiente cobertura. Existe una relación inversa entre la longitud de los desplazamientos y el grado de cobertura del hábitat.

Estos animales construyen madrigueras subterráneas con una profusa red de galerías entre las raíces. En las plantaciones de caña, la entrada a los túneles se delata por un pequeño montículo con varias oquedades dirigidas en todas las direcciones. Los ratones morunos raramente abandonan el cañaveral, que les proporciona refugio, alimento y enclaves para reproducirse. Pero se han constatado desplazamientos masivos relacionados con los manejos agrícolas (quema, desbroces, recolección). Estos desplazamientos son temporales, y la población retorna al punto de partida una vez que se han restablecido las condiciones originales.

Los ratones morunos son esencialmente nocturnos, aunque durante el invierno se observa actividad diurna de escasa duración pero que afecta a un número relativamente alto de individuos. La máxima actividad se produce algo después del ocaso y un poco antes del alba. La duración del período diario de actividad es directamente proporcional a la duración de la noche, pero inversamente proporcional a la temperatura media diurna. Durante el período reproductivo, la actividad es exclusivamente nocturna.

Algunos datos parecen indicar que, como el ratón doméstico, el ratón moruno vive en clanes familiares; el número de los integrantes de éstos y el tamaño del territorio estarían determinados por la calidad del hábitat. Las principales diferencias con M. domesticus en cuanto al comportamiento social podrían estar basadas en el diferente tipo de ambiente en que ambos viven. Mientras que el ratón casero ocupa hábitats muy estables en cuanto a la distribución y abundancia de recursos, el ratón moruno debe adaptarse a las cambiantes condiciones que ofrecen los ambientes naturales mediterráneos. Así, por ejemplo, las dos especies adoptan diferentes conductas dispersivas. M. domesticus muestra un comportamiento claro de defensa territorial agresiva hacia los intrusos, mientras que M. spretus se dispersa para explotar los recursos, también más dispersos, y evita así a los competidores dominantes que ocupan lugares preferentes. Estas diferencias en la conducta se han considerado como una diferencia de comportamental específica o bien como una estrategia flexible dependiente del hábitat en el que los ratones viven.

La densidad de población muestra variaciones estacionales, como ocurre con todos los roedores de reproducción periódica. En el sureste de España, los máximos poblacionales coinciden con los máximos reproductivos, cuando también es masiva la aparición de jóvenes. Los subadultos comienzan a observarse dos meses después, aunque sus presencia es importante durante todo el año, excepto de marzo a mayo, cuando predominan los adultos. En Doñana (Huelva), la abundancia es máxima en noviembre a febrero y mínima durante el verano. En invierno hay densidades que varían entre 8 y 35 individuos/hectárea, dependiendo de los diferentes biotopos. La densidad más elevada aparece en los brezales (matorral con cobertura muy elevada), y la más baja, en el matorral mediterráneo, de menor cobertura.

Los ejemplares que han superado el mes de edad suelen alcanzar entre doce y catorce meses de vida. Los ejemplares nacidos en el primer máximo reproductivo mueren en junio-julio del año siguiente, y casi ningún individuo sobrevive a su segundo invierno. Las condiciones ambientales, sobre todo el alimento, parecen ser los factores últimos que condicionan la densidad de población.

La depredación, aunque bastante intensa, no parece alterar de una forma notable la dinámica poblacional. Los ratones morunos son presa de pequeños carnívoros, como comadrejas, zorros y ginetas, de varios reptiles, como las culebras bastarda, de herradura y de escalera, y de algunas rapaces nocturnas, como la lechuza común y la campestre. Algunos datos basados en el estudio de egagrópilas de lechuza indican que ésta consume sobre todo individuos adultos, tanto machos como hembras, lo que se ha relacionado con la mayor movilidad de estos ejemplares. El impacto de depredación se centra también en los individuos con defectos en la estructura ósea y con la capacidad locomotora mermada.

Reproducción

El ciclo reproductor se ha estudiado en el sur de España, donde se ha determinado que, aunque la producción de espermatozoides es constante durante todo el año, el ratón moruno presenta el ciclo típico de los roedores mediterráneos no comensales. La actividad reproductora muestra una pauta estacional con dos fases claramente definidas: un período de inactividad durante el invierno (de noviembre a febrero) que afecta a un elevado porcentaje de machos y hembras, y un período de actividad sexual en los meses restantes, con un leve descenso durante los meses de junio y julio. En las Islas Baleares, aunque su ciclo reproductor es muy similar, el período de inactividad estival aparece más acentuado que el invernal. En Málaga y Granada, el número medio de embriones por hembra es de 5,3, con valores de intervalo de 3 y 7. En Cádiz se encontró un tamaño medio de camada de 5,8 y un intervalo entre 3 y 9, y en las Baleares, de 5,2 (3-7). En el 1,57% de los casos se producen reabsorciones intrauterinas de embriones.

La edad de la madre influye en el número de fetos que desarrolla (las más jóvenes son las que obtienen menores camadas). La producción de crías parece regularse -como en M. domesticus- por la densidad de población, de modo que el número de individuos nacidos por hembra disminuiría en poblaciones saturadas. Las hembras nacidas a comienzos del ciclo reproductor anual alcanzan la madurez sexual a las cinco semanas, y las nacidas en otoño no se reproducirán hasta la primavera siguiente. Los machos alcanzan la madurez reproductora algo más tarde. En cualquier caso, el inicio de la actividad reproductora parece estar condicionado por el fotoperíodo y la temperatura.

Fuente de las fotos:
Mapa de distribución: http://maps.iucnredlist.org/map.html?id=13985
Redacción: Elsa Gara Maqueda
Revisión: Ismael Ferreira Palomo

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